INICIO | DIRECTORIO | COLABORADORES | CONTACTO | ACERCA DE | NÚMEROS ANTERIORES

Sepia. Dos falsas tortugas de Ramón Valle

Luis Rico Chávez

SepiaLa conciencia descansa sobre espacios inhabitados, orillando a nuestros sentidos a escrutar el vacío, en una búsqueda inútil de arrancarle sus dudas. Situada en la frontera de una realidad fugaz y la creación de unos ojos dubitativos, la poesía erige sus palabras como vínculo entre el sueño y los objetos.

La poesía, así, es un pretexto para interrogarnos: quiénes somos, quiénes son los otros, qué circunstancias nos moldean. Y en el impreciso vaivén que nos ubica a veces en nosotros, a veces en el otro universo, lo único sólido, estable, son las palabras. Yo desaparezco, el mundo fenece. La palabra perdura.

Tenemos ante nosotros, en Sepia (dos falsas tortugas), una poesía de lo instantáneo, de lo que irremediablemente va borrándose. Todo se desvanece: el amor, el objeto amado, las caricias, las miradas, los días, el yo. El poema queda como testimonio solitario de la irremisible fugacidad.

En todo conjunto de imágenes, de emociones, de dudas, de trozos de existencia, el paisaje (totalizador) se borra porque nosotros nos borramos.

Y sin embargo, si la palabra perdura, perdura el juglar. ¿Cuántas canciones deben resonar para que nazca una sinfonía? Y de todo ese universo de vivencias el cantor, sentidos atentos, rescata el sonido, la imagen volátil que merece perdurar. Así, las influencias se borran para definir y destacar la personalidad del poeta, cuyo carácter resucita para el futuro un presente marchito.

Sepia (dos falsas tortugas) propone, más que dudas sobre el pasado, certezas sobre el presente.

Inicio