Sílaba tónica e inteligencias múltiples      Luis Rico Chávez

El concepto de inteligencias múltiples, establecido por Howard Gardner hace más de cuarenta años, no resulta extraño en el ámbito educativo. En innumerables cursos he escuchado sobre las diferentes formas que tienen los estudiantes para aprender, y una y otra vez se mencionan que algunos aprenden por medio del movimiento o de la manipulación de objetos (kinestesia), otros a través de imágenes (visual), o ya sea trabajando en equipo o por su cuenta y a su ritmo. Con diferentes nombres, pero en esencia la preocupación es la misma: las propuestas convergen en el interés de ayudar a los estudiantes a mejorar su desempeño académico.

Gardner considera que existen diferentes tipos de inteligencias, y en el sujeto una predomina sobre el resto. Para este psicólogo norteamericano, investigador de Harvard, son siete las principales:

  1. Lingüística: el estudiante privilegia la oralidad, la lectura, la escritura; aprende mejor por medio de historias y de prácticas de lectoescritura.
  2. Lógica-matemática: capacidad para resolver problemas y ejercicios matemáticos; usa los números de manera efectiva.
  3. Corporal-cinética: aprenden a través del movimiento, de la manipulación de objetos o herramientas, y expresa ideas y sentimientos a través del cuerpo.
  4. Espacial: habilidad para percibir de manera exacta el mundo visual-espacial, según palabras de Armstrong.
  5. Musical: percibe, discrimina, transforma y expresa las formas musicales.
  6. Interpersonal: capacidad de percibir el estado emocional de los demás, y reaccionar en consecuencia para influir en ellos; presenta mayores habilidades para dirigir el trabajo en equipo.
  7. Intrapersonal: relacionada con la introspección, el conocimiento de uno mismo “y la habilidad para adaptar las propias maneras de actuar a partir de ese conocimiento” (Armstrong, 2002).

Esta propuesta yo la conocí hace algunos años a través del libro Las inteligencias múltiples en el aula, de Thomas Armstrong. Me pareció sólida, consistente, y sobre todo, práctica y útil para el trabajo en el aula. A partir de la propuesta del autor, se me ocurrió que como profesores podemos elegir algunos de los contenidos temáticos de los programas que implementamos en el salón de clases (de preferencia los más difíciles o los que cuenten con las menores simpatías de nuestros estudiantes) y planificar, para cada uno, diferentes actividades que involucren estas siete inteligencias. De esta manera, el alumno podría elegir aquella en la que se sienta más cómodo, o con la que considere que puede aprender de una manera más efectiva.

A manera de ejemplo, presento enseguida una propuesta que realicé, y que he llevado a la práctica en diferentes momentos y con éxito, sobre ejercicios para identificar la sílaba tónica. Elegí este tema porque, como profesor de español, descubrí que el mayor problema de los estudiantes para acentuar las palabras se deriva de su incapacidad para percibir esta peculiaridad fonética de la lengua.

Ejercicio 1. Tómese cualquier texto, léase en voz alta y, a continuación, enlístense las palabras que lleven acento ortográfico. Pronunciarlas en voz alta, con la finalidad de captar la peculiaridad de la sílaba acentuada.

Este mismo párrafo sirve como ejemplo: a) mese, b) ase, c) continuación, d) enlístense, e) ortográfico, f) laba. Aunque de preferencia deben buscarse palabras de uso más cotidiano. Deseo enfatizar que la pronunciación se debe exagerar, para facilitar la percepción de la sílaba tónica. Una vez dominado este ejercicio, debe extenderse a la conversación corriente, poniendo atención cuando otro hable o cuando nosotros mismos hablemos, para identificar la sílaba tónica en el uso normal y corriente del lenguaje.

Ejercicio 2. Sugiero no pasar al siguiente ejercicio mientras no se domine el anterior. El primero debe servir para percibir la peculiaridad de la sílaba tónica. Ahora se sugiere trabajar con palabras iguales (de dos sílabas) cuya única diferencia sea el acento. Véanse los siguientes ejemplos:

  1. Entro, entró:
    1. Después de este breve preámbulo, ahora sí entro en materia.
    2. Llegó tarde nuevamente y, como todos los días, entró al salón con el mayor sigilo.
  2. Miro, mi:
    1. Después de la interpelación lo mi fijamente antes de responder.
    2. Me miro en el espejo y no reconozco al individuo que soy.
  3. Hizo, i:
    1. Pese a los ruegos, no hizo el menor caso.
    2. Con toda solemnidad, i la bandera al concluir el himno.

Hay que percibir en este segundo ejercicio el contraste en el sonido de la palabra. Se eligen inicialmente de dos sílabas para alternar el acento en una o en otra y percibir la diferencia al pronunciar cada palabra.

No se escriban palabras sueltas. Búsquense ejemplos de oraciones completas, o mejor, a partir de palabras que nos lleguen a la mente escribamos nuestras propias oraciones.

Obsérvese que la diferencia del acento también marca diferencias de significado. En los verbos hay diferencia de persona gramatical y de tiempo.

Ejercicio 3. Una variante del ejercicio anterior, ahora con palabras de tres sílabas.

  1. Tránsito, transito, transi:
    1. La última calle por la que transi antes del accidente fue la de Juan Díaz Covarrubias.
    2. La ciudad de Guadalajara no está planeada para un tránsito tan caótico.
    3. Usualmente transito por este barrio porque el tráfico no es tan pesado como en otros.
  2. Camino, cami:
    1. En este camino sin orillas... (Juan Rulfo).
    2. Aunque era su primera aparición pública, cami con seguridad hacia el podio.
  3. Práctico, practico, practi:
    1. La lesión fue producida porque no practi lo suficiente durante la etapa de preparación.
    2. ¿Que qué hago durante mis ratos de ocio? No practico ningún deporte.
    3. ¿Qué utilidad pueden tener los manuales prácticos de ortografía?
  4. Ordene, orde:
    1. Ordene en la caja, por favor.
    2. Orde hace ya media hora y aún no me sirven.

Recuérdese que deben buscarse palabras de uso corriente, porque el hábito es un buen auxiliar para distinguir con menor margen de error la sílaba tónica. Trabájese con oraciones completas.

Ejercicio 4. Dominados los ejercicios anteriores, se recomienda ahora buscar, arbitrariamente, palabras de dos sílabas y localizar la sílaba tónica. El ejercicio ahora consiste en ubicar palabras ligeramente distintas a las manejadas hasta ahora. Tómese algún fragmento y sepárense las palabras de dos sílabas que no tengan acento ortográfico. (Este ejercicio representa cierta dificultad a los estudiantes, pero una vez realizados los ejercicios previos, resulta más sencillo.)

Véanse palabras del párrafo anterior: buscar, hasta, tengan, este, cierta, pero, una, previos. Se eligen palabras de dos sílabas porque el acento no puede recaer sino en la primera o en la segunda. O es buscar o es buscar, no ambas; el sonido nos señala cuál es el correcto. Obsérvese la diferencia al cambiar el acento de lugar. Es obvio que la primera opción (buscar) no suena natural, y por lo tanto debe desecharse. Procédase de igual manera con el resto de las palabras y realícense tantos ejercicios como sean necesarios.

Ejercicio 5. Tomemos palabras del mismo ejemplo, pero ahora aquellas que tengan más de dos sílabas y tratemos de localizar el acento. Obviamente, este ejemplo es un poco más difícil que el anterior porque tenemos más opciones para ubicar la sílaba tónica. No se trata de adivinar. El contexto y la pronunciación en voz alta ayudarán a localizar la sílaba tónica.

Ahora, palabras, consiste, ubicar, distintas, fragmento, acento, resulta, sencillo. Procedamos nuevamente por eliminación, atendiendo siempre a la naturalidad del sonido: ¿el sonido es ahora, ahora o ahora? Nótese la diferencia de sonido en cada caso. Lo mismo para el resto de las palabras y los ejemplos que se añadan hasta familiarizarnos con este ejercicio.

Ejercicio 6. Tómense ahora, de cualquiera o de todos los ejercicios previos, palabras para elaborar paradigmas y contrastar la peculiaridad de la sílaba tónica. Veamos un ejemplo tomado del ejercicio 1:

a) mese: tome, to, tomar; b) lease: lea, leí, leer, releer; c) continuación: continua, contia, continuar, continuábamos; d) enlístense: enlisten, enlistamos, enlistar, lista; e) ortográfico: ortograa; f) laba: sibica, silabeo.

Ejercicio 7. El ejemplo típico de la primaria: dar palmadas suaves, una por cada sílaba; en la sílaba tónica (ST), dar una palmada más fuerte.

Ejercicio 8. Poner a cantar a los estudiantes cada palabra, alargando la ST.

Ejercicio 9. Caminar, dando un paso corto por cada sílaba; en la ST, dar un paso más largo, o ejecutar otra acción: saltar, agacharse, girar, etc.

Ejercicio 10. Integrar equipos de dos, tres, cuatro estudiantes; cada uno pronuncia una sílaba; el que corresponda a la ST ejecuta una acción: se agacha, salta, baila, etc.; este ejercicio también les permite “visualizar” la ubicación de la sílaba: última, penúltima, etc.

Ejercicio 11. Escribir sobre una hoja la palabra, en letra grande (que quepa en toda la hoja); recortar dos tarjetas (o varias, pero de dos colores); una azul y una roja (o varias azules y una roja); colocar la tarjeta azul sobre las sílabas átonas, y la roja en la ST.

Ejercicio 12. Escribir dos o tres veces la misma palabra (tantos números por las sílabas que tenga); escribir con tinta azul las sílabas átonas y con rojo la ST; se trata de alternar el color (DESCANSAR, DESCANSAR, DESCANSAR) y marcar la palabra en la que aparezca la ST (en este ejemplo, la última).

Nótese que, si bien los primeros ejercicios privilegian la inteligencia lingüísticas (natural, pues se trata de un ejercicio de la lengua), de alguna manera la fonética involucra la inteligencia musical. Hacia la mitad de la propuesta (a partir del ejercicio 7) se enfatizan, de diversos grados y combinadas algunas en un mismo ejercicio, el resto de las inteligencias. Para los profesores de español espero que esta propuesta les resulte de utilidad. Y vale la pena preguntarse: ¿qué otros ejercicios se pueden sugerir para involucrar todas las inteligencias? Que sirva, además, de ejemplo y de invitación para profesores de otras áreas para que diseñen sus propias estrategias de acuerdo con su asignatura y con el tema que vayan a trabajar con sus estudiantes.

Bibliografía

Armstrong, Thomas (2002). Las inteligencias múltiples en el aula. Buenos Aires: Manantial (Biblioteca del docente). Traducción Marcelo Pérez Rivas. Prólogo de Howard Gardner.

Gardner, Howard (1994). Estructuras de la mente. La teoría de las inteligencias múltiples. México: Fondo de Cultura Económica (Breviarios).



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