En su pupila hay un prisma
que lo lleva a todos lados
una capa de fina cera
que cubre su visión.
Los ojos no mienten.
Su retina llora
cuando su boca calla.
Su saliva lo ahoga y
los párpados se cierran.
Los ojos no mienten.
Muestran el paso de los años
el color café miel
se ha tornado tostado.
Los ojos no mienten.
Siguen vivos, mas no brillan
no aman y observan la vida pasar.
Es el castigo por mentir
a los ojos que, a pesar de todo,
lo supieron amar.
