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Escritura creativa

Receta para cocinar un poema

Julio Alberto Valtierra juliovaltierra@hotmail.com


Cocinar un poema es algo similar a escribir una cena para una persona especial, ya que en ambos casos usamos los mejores ingredientes y condimentos con la intención de que nuestro platillo quede sabroso y logre deleitar los sentidos de quien lea nuestra comida y podamos despertarle alguna emoción (empatía), es la analogía que suelo utilizar cuando los alumnos de la prepa me preguntan: “Profe, ¿cómo se escribe un poema?”

Para cocinar poesía usamos las mismas palabras que utilizamos cuando vamos al supermercado para comprar los ingredientes; es decir, no hay palabras especiales para hacer un poema. Entonces, si usamos el mismo lenguaje de todos los días para cocinar un poema, ¿qué es lo que les da el carácter artístico a los vocablos? La respuesta es muy simple: la manera en que combinemos las palabras, es decir, la sazón del chef es lo que le da el valor artístico a las palabras, agrego para seguir con la analogía.

La poesía es una de las expresiones más hermosas y creativas del ser humano; y se puede definir como una forma diferente de decir las cosas. La poesía es un recurso que nos sirve para canalizar las sensaciones y a través de ella expresar nuestros pensamientos y nuestros sentimientos. A través de la poesía se puede dejar un legado, transmitir una idea o simplemente crear un puente de comunicación. Y al igual que la comida nutre el cuerpo, la poesía alimenta el espíritu, tanto de quien la cocina como de quien la come.

Como el objetivo principal de la poesía no es el mensaje (aunque este casi siempre va implícito) sino la belleza del lenguaje (que esté bien escrito, no confundir con temas cursis o historias rosas), cuando un cocinero-poeta está preparando un platillo especial tiende a darle más realce y esplendor a sus palabras, para que su forma de expresión resulte más hermosa, más poética. Para lograrlo, el chef-poeta debe usar ciertos ingredientes llamados figuras de lenguaje o lenguaje figurado.

Lenguaje figurado o tropológico es aquel en el que se emplean ciertas formas de expresión que embellecen o realzan la manifestación de las ideas o de los sentimientos, mezclando y combinando de una manera diferente el lenguaje más sencillo y directo que usamos todos los días. A las figuras de lenguaje también se les llama tropos (del griego tropos que significa giros) ya que con el lenguaje figurado le damos giros a las palabras en cuanto a su significado original. En pocas palabras, el lenguaje figurado o tropológico consiste en decir lo mismo utilizando otras palabras o combinándolas de manera diferente para cocinar poemas de una manera más original y creativa.

Un poema se escribe con palabras, pero al cocinar poesía no hay nada más peligroso que las palabras, ya que estas son como la sal: si te falta, el poema queda desabrido; si te pasas, el poema queda salado y se echa a perder. Por eso, un buen chef siempre debe estar pendiente del balance de sus ingredientes y de sus palabras para que los sabores resulten equilibrados. Un buen cocinero-poeta utiliza las palabras de todos los días para cocinar poesía, sazonándolas con pizcas de tropos o figuras literarias, evitando palabras de diccionario o las más rebuscadas (aunque pueden utilizarse con prudencia).

Si alguna vez les dan ganas de cocinar un poema –les digo a mis alumnos– utilicen los mejores ingredientes, entre ellos incluyan algunos tropos o figuras de lenguaje, pues estos contribuirán a que sus guisos poéticos queden suculentos.


Ingredientes

Los ingredientes poéticos más comunes son los siguientes:

  1. La metáfora. Se da cuando se traslada el significado de un vocablo de un objeto a otro debido a alguna semejanza que tengan entre sí. Por ejemplo: “piel de nieve” y “cabellos de oro” son metáforas, ya que se está trasladando el significado de nieve y oro para expresar que una persona tiene la piel muy blanca y el cabello rubio. Otros ejemplos son “eres un ángel” (cuando la persona es muy bella o bondadosa), “la ciudad se vistió de hojas secas” (el otoño), “las nubes de algodón”, “tus dientes son de perla”, “tus ojos son negra noche”, “tus abrazos son golpes de alegría”, “sus ojos eran ríos después de la lluvia”, “mi corazón es la suela de un zapato viejo”.
  2. La comparación o símil. Expresa una semejanza que existe entre dos objetos diferentes, generalmente la comparación se establece con la palabra “como”, es decir, es como una metáfora pero con la palabra “como”. Por ejemplo: “eres como un ángel”, “tus cabellos son como el oro”, “tus besos son como la nieve”, “la noche pasó por mi ventana como un tren de carga”, “tu corazón es como el acero”, “tus ojos son como dos esmeraldas”, “hoy he dormido como un bebé”.

          Mujer,
               extraño las sombras
          de tu tacto taciturno
               anidando en mi pecho
          como una lenta
               migración de aves.

          Como fantasma
          agitada por la luna
          una sombra larga
          —metáfora de noche—
          baila con el viento.
                              Julio Alberto Valtierra

  1. La alegoría. Se da cuando varias metáforas se van encadenando para hablar de algún objeto de manera simbólica y sin mencionar el nombre real de ese objeto, es como hablar de una silla sin mencionar la palabra silla. Por ejemplo: explicarles a los niños la reproducción sexual con abejitas y flores es hablarles de manera alegórica.

    Cuenta una antigua leyenda que los ángeles no tienen género, es decir, al ser entes celestiales no son masculinos ni femeninos; pero según el poemario “Ángel Terrestre” de Julio Alberto Valtierra eso no es cierto, ya que para él los ángeles son las mujeres. Para este poeta existe otro error: las ángeles no tienen las alas en la espalda, como nos han hecho creer desde niños, sino en el pecho, pero al ser arrojadas del Cielo van perdiendo las alas en su caída y al llegar a la Tierra sólo conservan los senos como las cicatrices que nos recuerdan la pérdida de su inocencia. En todos los poemas de este libro se mencionan Ángeles y alas, pero en realidad el poeta nos habla de algo más.
  2. Sinestesia. Es una figura literaria que consiste en mezclar sensaciones de órganos distintos (audición, visión, gusto, olfato, tacto) o mezclar dichas sensaciones con sentimientos (tristeza, alegría, etc.). En la sinestesia se mezclan sensaciones que deberían ser percibidas por cierto sentido pero son entendidas por otros, relaciona o mezcla impresiones sensoriales que corresponden a sentidos diferentes para resaltar algún aspecto inédito de nuestra realidad cotidiana; es decir, hace que los colores huelan o que la música se vea. Por ejemplo: “clara suavidad”, “luz dulce”, “sabor azul”, “Jéssica huele a enamoramiento”, “su boca sabe a pasión”, “el viento era negro y olía a muerte”.

          Ahora que los sentidos sienten sin miedo
          ahora que me despido pero me quedo
          ahora que tocan los ojos
          que miran las bocas
          que gritan los dedos
                              Joaquín Sabina

  1. Hipérbaton. Es la figura literaria que consiste en alterar el orden lógico de una oración (sujeto + verbo + predicado). Era muy frecuente en el siglo XV, dado que los escritores imitaban la sintaxis del latín, con el verbo al final de la oración. En siglos posteriores el hipérbaton se ha utilizado mucho en la poesía por motivos estéticos. Por ejemplo: “la luna su imagen en las aguas reflejaba”, “hermosos sentimientos tu mirada inspiraba”, “del monte en la ladera por mi mano plantado tengo un huerto”.
  2. Sinécdoque. Es una figura literaria a través de la cual una frase o palabra designa el total de la idea; se puede usar de cinco maneras diferentes:
  1. Cuando una parte es usada para referirse al todo. Por ejemplo: “Las llantas corrían veloces por la carretera”, “señores, vengo a pedirles la mano de su hija”, “tengo cuatro bocas que alimentar”.
  2. Cuando el todo es usado para nombrar una parte. Por ejemplo: “A medio trabajo, la computadora empezó a fallar” (en lugar de “el disco duro”), “a media carrera el coche se durmió” (en lugar de “falló el motor”).
  3. Cuando se usa un género en lugar de la especie. Por ejemplo: “El hombre es el dominante del planeta” (en lugar de “la especie humana”), “los peninsulares son una población muy tradicionalista” (en lugar de los españoles).
  4. Cuando se usa la especie en lugar del género. Por ejemplo: “El pan es el sustento de cuerpo” (en lugar del alimento o la comida), “la vida inunda mis pulmones” (en lugar del aire o el oxígeno).
  5. Cuando se usa el material con el que está hecho para referirse a la cosa. Por ejemplo: “El H2O es la fuente de la vida” (en lugar del agua), “cuando me senté en él y sentí la suavidad de su piel, supe que era ideal para mi sala” (piel en lugar del sillón).
  1. Metonimia. Es una figura literaria que consiste en designar una cosa o idea con el nombre de otra con la cual está relacionada semánticamente, mantiene una relación de contigüidad, esto es lo que diferencia la metonimia de la metáfora, ya que la metáfora se produce entre dos términos muy distintos (aunque pueden compartir rasgos). La metonimia puede ser de varios tipos. Por ejemplo: Contenedor por contenido: “Tomar una copa”, “se comió dos platos”, “fumarse una pipa”. Símbolo por cosa simbolizada: “Juró lealtad a la bandera”, “la media luna dominó España”. El instrumento por el artista. “La mejor pluma de la literatura universal es Cervantes”. La materia por el objeto: “Compró un lienzo”, “en el concierto sobresalieron los metales”.

Y suelo terminar comentándoles que estas son algunas de las figuras literarias más comunes que pueden ayudarles a que sus platillos sean más poéticos; que no están todas las que son pues existen muchas más, y que algunas de ellas pueden consultarlas en: https://www.milejemplos.com/lenguaje/categoria/figuras-literarias o en: https://www.unprofesor.com/lengua-espanola/figuras-literarias-mas-comunes-con-ejemplos-1717.html


Sugerencias del chef

Otra situación muy frecuente es que algunos alumnos de la prepa que ya han cocinado sus primeros poemas me piden que los pruebe y les dé mi opinión acerca de la presentación y los sabores de sus platillos. Y hay de todo, como en la fonda, algunos cocineros son más hábiles que otros, pero generalmente a estos aprendices de chef de poesía aún les falla la sazón y sus poemas están un poco salados o desabridos; en ocasiones lo que les falla es la presentación del plato: usan rimas forzadas, las influencias son tan notorias que casi llegan al plagio, repiten mucho las mismas palabras, utilizan adjetivos inadecuados, no usan figuras literarias o, en el peor de los casos, los poemas carecen de poesía. Entonces, para que pulan su estilo de cocinar poesía les recomiendo que tomen en cuenta las siguientes sugerencias del chef:

  • Lee poesía. La mejor forma de familiarizarte con la poesía es leyéndola, así irás adquiriendo más vocabulario, irás descubriendo las diferentes maneras de escribir y vas a ir distinguiendo la forma de expresión de diferentes poetas. Algunos poetas que a mí me gustan mucho y puedo recomendarte, para una primera etapa, son: Pablo Neruda, Mario Benedetti, César Vallejo, Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, Antonio Machado, Miguel Hernández, Federico García Lorca, Xavier Villaurrutia, Efraín Huerta y Jaime Sabines, entre muchos más.
  • Escribe en un lugar que sea cómodo para ti. Se puede escribir en cualquier parte, así que experimenta en diferentes ambientes. Puedes probar en un parque, en tu habitación, en un entorno totalmente silencioso o con música de fondo. Lo importante es que puedas conectarte con tus pensamientos y con tus sentimientos.
  • No esperes que la inspiración baje del cielo. A lo largo de la historia literaria se ha dado un intenso debate acerca de si un poeta escribe por un arrebato de inspiración divina o por un acto de concentración y creatividad; es decir, durante siglos se ha discutido si las musas existen o no. Por las dudas, si las musas existen procura que estas te encuentren cocinando. Observa todo lo que te rodea y enfoca tus sentimientos, que la concentración sea la base de tu “inspiración”.
  • Enfoca tus sensaciones. Concéntrate en tus pensamientos y en tus emociones para que puedas expresar claramente lo que deseas escribir. Puedes enfocarte en una persona, un evento o un fenómeno que desees abordar y canalizar por medio de tu imaginación y tu creatividad. Todos tenemos talento y un estilo personal, es importante descubrirlo, tal como llega un chef a encontrar su sazón. Una vez que tengas claro qué sensación o sentimiento deseas cocinar, procede a combinarlo con tu talento, cualquiera que este sea, ese será tu estilo, tu sazón característico.
  • Comienza a escribir cada sensación que tu cuerpo sienta. Cada emoción es como un elemento en el mundo, por ejemplo, la calma es como la suave brisa, la esperanza es como el verde de la pradera, la alegría es como el baile de las mariposas y el sol es fuente de optimismo. Al describir cada sensación descubrirás el alma de la escritura y en ellas reconocerás al poeta que llevas dentro.
  • Observa todo lo que te rodea. La naturaleza, la ciudad, los animales, la gente, todo lo que te rodea puede ser fuente de “inspiración” que puedes utilizar para dejar que las palabras le den vida a tus sensaciones, para que dancen libres sobre la imaginación del lector. Mientras más vocabulario utilices, más poético será el resultado. Esto no significa que utilices muchísimas palabras raras, sino que reemplaces algunas de uso común por otras del mismo significado o que las sazones con pizcas de figuras literarias. Por ejemplo, no es lo mismo decir “tienes los ojos negros” que decir “tus ojos son dos perlas de carbón”.
  • Dale forma poética a tu escritura. Escribe expresando de manera poética tus ideas, puedes usar metáforas, imágenes, rimas o cualquier otra herramienta poética, pero ten cuidado con el uso de rimas, es posible que todos los versos rimen pero que el resultado carezca de poesía. Actualmente, un poema se escribe tomando más en cuenta el ritmo que la rima. Buenas comidas se han echado a perder por un mal uso de la rima.
  • No uses verbos en infinitivo como rima. SI no puedes evitar el uso de las rimas procura que tus versos no terminen en AR – ER - IR. Generalmente, esto echa a perder los mejores platillos.

          Mi corazón ya se iba a romper
          porque no tenía a quien querer
          ahora que tengo a quien amar
          mi vida va a mejorar.

  1. Evita los clichés y las frases hechas. Por ejemplo, “luna de plata”, “dulce como la miel”, “negro como la noche” son imágenes que han sido utilizadas millones de veces en millones de recetas. Busca la manera de decir los mismo utilizando palabras diferentes. Por ejemplo, en lugar de decir “el tiempo pasa lento”; podríamos escribir: “el tiempo resbala”, “el tiempo gotea” o “las gotas del tiempo fluyen como una lluvia sin fin”.
  2. Los adjetivos que no dan vida matan la frase. Cuando te cueste trabajo poner un adjetivo, o no puedas decidirte por alguno, mejor no pongas ninguno. Por ejemplo: si dices: “El tiempo pasa transcurriendo”, que yo sepa pasar es sinónimo de transcurrir, por lo que se estaría usando un pleonasmo (repetición de ideas) y eso es un error. Mejor podrías decir: “El tiempo transcurre en lentas gotas”, “el tiempo pasa como un río”, “el tiempo fluye como la lluvia”, etc., pero no “pasa transcurriendo”, ese adjetivo mata la frase.
  3. Usa sinónimos. No repitas mucho las mismas palabras, sobre todo en textos cortos. Es decir, utiliza palabras diferentes que signifiquen lo mismo.
  4. El poema se escribe con intuición. Unas pizcas de los condimentos adecuados y la sazón del chef son las claves para cocinar un buen platillo poético. Pero el equilibrio perfecto es algo que nadie te puede enseñar, lo debes descubrir por ti mismo, y para ello debes escribir y escribir, cocinar y cocinar hasta encontrarlo.
  5. El poema se escribe para uno mismo. Al comenzar a cocinar un poema el poeta escribe para sí mismo, para nadie más, pues en la cocina no hay comensales a la vista; es decir, al primero que debe gustarle y convencerle un platillo poético es al propio cocinero; si el poeta no está satisfecho con el resultado significa que no ha usado los ingredientes adecuados y tendrá que rehacer la receta. Cuando el poeta está satisfecho con el resultado ocurre el milagro: aparece alguien y dice: “Yo hubiera querido escribir ese poema” o “este poema habla de mí”. Por eso, aunque no haya comensales a la vista piensa en alguien cuando estés cocinando. Tarde o temprano un invitado imprevisto se sentará a tu mesa.

Finalmente, te comparto un ingrediente secreto: cuando yo cocino mis poemas escucho canciones. Por ejemplo, mientras cocinaba este texto escuchaba a Joan Manuel Serrat.


Receta para un filtro de amor infalible

          Joan Manuel Serrat
Todo el secreto de un infalible filtro de amor
se esconde en una íntima prenda recién usada.
Consiga una de la persona seleccionada.
Si puede hacerlo personalmente, mucho mejor.

Córtela a tiras para que vaya soltando el jugo,
y en lugar seco, lejos del gato, sin darle el sol,
déjela un mes macerándose con menta y alcohol
y olvídese de las rogativas y los conjuros.

Y en tanto pasan los días, interminables,
acósela con su proverbial galantería.
Mándele flores varias veces al día
y propóngale que le presente a sus padres.

Y si aun así persiste en su negativa actitud
sazone el íntimo elixir con borra del ombligo
y a fuego lento, con leña de flechas de Cupido
póngalo a hervir y deje que vaya haciendo chup-chup.

Antes, aparte, se ha preparado una picada
con las más bellas frases de amor escritas jamás,
una pizca del polvo de una estrella fugaz
y el pétalo de una rosa recién decapitada.

Añádala con los primeros hervores
previamente disuelta en agua de nieve.
Remueva el fondo para que no se pegue
y se derritan las dudas y los temores.

Y cuando vea que el jugo se torna del color
de aquellos ojos que le deslumbran cuando sonríen,
retírelo de la lumbre y déjelo que se enfríe
un par de horas y páselo por el colador.

Mezcle un cuartillo del néctar en un litro de absenta
y en una copa transparente de cristal,
solo o con hielo, según el gusto de cada cual,
sírvase a una persona cándida y predispuesta.

Y si acaso le fallara este bebedizo,
haga la prueba con materias tangibles.
Cubrirla de brillantes o montarle un piso
son buenos ingredientes para infalibles
filtros de amor.


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