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Vida en negritas

Amaranta Madrigal


Descalzos

Caminan sin destino
dibujan con sus pasos la vía láctea
se les entierran vidrios
y su vida en rojo coágulo se escapa
en sueños calzan botas de oro
tropiezan entre tumbos de ladrillo

Nadie les trazó el camino
del fácil ascenso
nadie apostó por ellos
en el juego del abrigo
como ave asustada es su ritmo

Arrebataron sus calcetas blancas
y pisaron sus dedos agrietados
En instantes tamaño conveniencia
los calzaron
justo para engendrar 3 pares más de pies
y abandonarlos.

Nadie les preguntó si tenían frío
ni les dio un lecho, ni cobijó sus plantas
apuñalaron su fe en un baldío
Y son pies de mujer, penan descalzos

43

Corre el río de 43 calabacitas
cegadas de la vida en definitiva
impávida la ráfaga enmudece
los gritos del olvido que siempre vuelve
con la danza de fuego se oculta el miedo
y se lanza al infierno lo insensato
esfumando los sueños
ideales fatuos
al paso de los tiempos serán amargos
¿Donde quedó el brillo de la rabia?
¿A dónde fue la lucha en liderazgo?
Se perdió entre el fango de la noche
esparciéndose al polvo en una racha
Ya solo quedan fotos
andando en gira
de ciudad en ciudad
montando templos
Mojando de reclamos las mañanas
43 rostros, a algunos nada
solo para unos cuantos
llama incendiada

Toc toc

El sufrimiento tocó a mi puerta
pero no abrí
su aire se filtró por la orilla
suficiente para hacer brotar
durante el sueño
una pequeña lágrima.
Cada mañana se seca
nadie la nota
ni yo

Cuando era niña conocí un ave amargada
anidó dentro de mi corazón
de la vida hizo una cárcel
antes de morir tuvo polluelos que cantaban
pero los picos se les cayeron durante el ventarrón
quedaron mudos
por eso en las noches no contestan
cuando oyen los toquidos del sufrir.

Magnicidio

Violaron su cráneo estallándolo
salpicó probo cabello al universo
agónica la fe por el abdomen
dijo adiós desamparando al desarrollo
y dejaron de latir mil aves blancas
laceradas por ideales
sangrando justicia
se ultimaron soluciones nonatas
presuntas asesinas de problemas instaurados

Y la vida gimió, dobló sus piernas ante el desgarro
se postró de rodillas abortando
miles de amaneceres democráticos


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