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Paráclito

Amaranta Madrigal


Paráclito

Tu aliento impregna el trino matinal
matizando de esperanza el alba.

Anidas la belleza en el ocaso
transpirado de perfume
de notas repicadas por el viento
adornado con tus alas
regresando en calma a reposar.

Prosigues el momento de cumplir la jornada
estrenando vehemente nuevas formas
entrelazadas con respiros de flores frescas
y sus últimos suspiros marchitados.

Sigues presente
en los sones tejidos
con el amor de los amantes
de dormitar callado en capullos de mariposas
y en corales solitarios.

Tu brillo se refleja en la mirada
de infantes de pestañas mojadas
con vaho de inocencia lozana
y manos creadoras de cascadas.

Cada día rebosas de un rocío
que aún no existe
se alarga hasta el infinito
pasando las montañas.

La mente, en un instante,
se adentra en tu insólito terreno
de formas geométricas y claves secretas
en donde se origina el murmullo de las hojas en vaivén.

Compañero de eterno renacer
reconfortas nuestro viaje
alimentas el fuego de la vida
en el sueño de la muerte
tus alas revolotean en las tumbas
de noches más negras que la noche
y en promesa viva das consuelo a quienes lloran
con caricias y fervientes ruegos
por los siglos de los siglos.

Mi corazón es tu guarida y, sin embargo, yo jamás renaceré…


Sursum corda

El infinito vive en mi ventana
entona en mis oídos voces de Abba
a veces de sus ojos brota lluvia
y salpica mis tardes con abulia.

Del tragaluz se escurren los recuerdos.
¿En dónde quedaron los dulces y juegos?
Pan recién horneado y los libros nuevos
canciones de tango en labios de ensueño.

Morir o no morir, la disyuntiva
anular o no anular nuestra fe
regar o no regar la tangerina
ya natura está calmándole la sed.

La tierra continúa su viaje eterno
y diserto de política y de ley
de cálculos de física en bosquejo
y Gardel canta, su mudo anochecer.

El giro de un virus reescribe la historia
de amor, y de llanto… y de cuarentena…
de frágiles días, gente solitaria
en bozal forzoso, ocultan las penas.

Dejar o no dejar para otra vida
anhelar o no anhelar un porvenir
sufrir o no sufrir las agonías
de quien sin despedirse va a partir…

Atemporal como Cabral me siento
mi compromiso con el mundo es ser feliz
en un allá y en un aquí, te entiendo
todos sabemos, venimos a morir:

Si abordaras un bucle del espacio
para tomar tu cara entre mis manos
cuidaría de tus sueños tan despacio
como mi madre a mí, por tantos años
rozaría tu cabello con suspiros
te entregaría mi ser en un abrazo
dormiría arrullado en tus respiros
viajando junto a hénide, a tu lado.

Decoremos con marcos la alegría
resolvamos el dilema de existir
con la flor de azafrán y algarabía
y en lo alto corazones ¡a latir!


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