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Los adolescentes en México

Paulina García González


Ser adolescente en un país como México implica una lucha constante en la sociedad, en donde siempre gana el más fuerte; y el más fuerte, la mayoría de las veces, será quien tenga una buena preparación, una buena educación, un apoyo.

Desgraciadamente, muchos de nuestros adolescentes carecen de recursos económicos y deben jugar diversos roles dentro de la sociedad. Deben ser adultos para trabajar, estudiantes para terminar al menos la educación básica y entes sociales que aporten algún beneficio a la comunidad. Sin embargo, no existe un apoyo, un acompañamiento o un programa que les diga cómo se sobrevive en su país cuando existe pobreza.

Los riesgos en los que se ve involucrado un adolescente sin recursos, que crece en un barrio popular de la ciudad, son interminables. La mayoría de las veces puede caer en problemas de pandillas, que se convierte en un escape de una realidad miserable, de una realidad dolorosa que, por lo general, no termina en la calle, sino que comienza en casa.

Otro riesgo lo representa el consumo de drogas, para evadir el mundo que no le gusta pero que no puede cambiar, porque no se trata de un capricho adolescente, sino de política, gobierno y economía.

Actualmente existe un afán de idolatrar la cultura del narcotráfico. Los jóvenes buscan ser como los personajes de las series que ven, de la música que escuchan. Buscan un poder efímero que les otorgue un placer momentáneo: lujos, dinero, poder.

Habrá que remontarnos al concepto de sociedad líquida que nos menciona Zygmunt Bauman:

“En un mundo de carácter empresarial y práctico como el que vivimos (un mundo que busca el beneficio inmediato), todo aquello que no pueda demostrar su valor con cifras es muy arriesgado. Por tanto, materias de estudio como la historia, la música, la filosofía…, que contribuyen al desarrollo del ser humano, más que una ventaja social, política o económica son un peligro. Porque el ser humano ha dejado de tener valor humano para pasar a ser un simple objeto de producción o consumo”.

Cuando se crece en una clase social privilegiada es un poco más sencillo poder sobresalir y destacar, debido a que se cuenta con los recursos necesarios, primero, para subsistir. Las necesidades básicas están más que atendidas y el rol social que juegan los adolescentes en estas condiciones es ese: ser adolescente. A esto se agrega ser estudiante y cumplir con un rol en la sociedad.

Sin embargo, a pesar de ello, existen otras realidades incluso cuando las carencias no son económicas. Existen riesgos debido a que se cuenta sólo con un recurso económico pero la mayoría de las veces estos adolescentes se sienten solos y los riegos en estas circunstancias son grandes, debido a que al tener acceso al uso de tecnologías establecen contacto con personas en la red que les facilitan el uso de sustancias psicotrópicas.

El valor que le otorgan los jóvenes a las cosas es el mismo que les otorgamos los adultos. ¿Qué hemos dejado de enseñar? ¿Qué hemos hecho mal como sociedad? Olvidarlos.


Jumb24

Redactor

Rolando Revagliatti


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