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Y no es un libro solo para niños

El Principito cumple 74 años

Julio Alberto Valtierra juliovaltierra@hotmail.com


El pasado 6 de abril El Principito cumplió 74 años de edad, y creo que esa es una buena razón para hablar de mi libro favorito, ¡y vaya que tengo muchos libros favoritos!; pero si esa razón no fuera suficiente, tengo otro motivo para hablar de él: El Principito fue uno de los primeros libros que le leí a mi hijo a la hora de dormir cuando aún era bebé, y ahora también es el libro favorito de mi hijo; y si estas razones no alcanzaran, tengo una más: cuando mis alumnos me preguntan, “Profe, ¿qué libro me recomienda?”, invariablemente les menciono El Principito; y así, El Principito se ha convertido en el libro favorito de mucha gente cercana a mi corazón… Pero si estas razones no fueron suficientes, te invito a que leas el libro para que descubras cuál es el secreto que el Zorro le revela al Principito, tal y como lo descubrió mi hijo cuando leyó el libro para hacer una tarea mientras cursaba el sexto año de primaria.

Reporte de lectura de El Principito

Hola, mi nombre es Diland Alejandro, tengo 12 años y estoy en sexto A T/M de la primaria Rosas de la Infancia. Y lo que entendí del libro El Principito (Antoine de Saint-Exupéry, Ediciones Emecé, séptima edición, 1985, México) es que nos cuenta la historia de un aviador que sufre un accidente en medio del desierto del Sahara y ahí se topa con un niño al que llama el Principito.

El libro comienza con una introducción en la que el aviador cuenta que cuando él era niño quería ser dibujante y nos muestra su punto de vista del mundo de los adultos. Utilizando un lenguaje sencillo explica que se siente como un niño que ha crecido. Cuenta que cuando era pequeño dibujaba boas de la selva que habían engullido a un elefante pero ningún adulto llegó nunca a entenderlo, pensando que sus dibujos se trataban de sombreros. “Las personas mayores no entienden nunca nada por sí mismas, y es cansado, para los niños, darles una y otra vez explicaciones”, dice.

Su primer dibujo era así:

Boa

Cuando mostraba su dibujo todos creían que era un sombrero, pero no era un sombrero, era una serpiente comiéndose a un elefante, según él decía, pero nadie le entendía a sus dibujos, entonces ya no quiso dibujar y se dedicó a volar aeroplanos, es decir, se convirtió en aviador.

Un día el aeroplano del aviador sufrió una avería en mitad del desierto del Sahara. Se encuentra solo, con agua para ocho días, y debe buscar una solución para conseguir arreglar el motor. Entonces aparece un niño, el Principito, pidiéndole que le dibuje un cordero. Él dibuja la boa con el elefante en su barriga. El Principito reconoce el dibujo y le dice que no quiere una boa que se ha comido un elefante, sino un cordero. El aviador dibuja varios corderos pero al Principito no le gusta ninguno, así que al final el aviador le dibuja una caja con tres orificios en dos de sus caras y le dice que el cordero que quiere está dentro y los orificios son para que respire. El Principito mira al interior a través de los orificios y queda satisfecho: “Es exactamente lo que yo quería”, le dice.

Y aquí es donde comienza realmente la historia.

Intrigado por la aparición repentina del Principito, el aviador intenta averiguar de dónde proviene mientras repara el motor de su avión. Sin embargo no consigue sacarle mucha información sobre su planeta, solo que es pequeño y que no hará falta atar al cordero porque no tendría dónde ir.

A medida que conversan el aviador logra averiguar que el Principito viene del asteroide B 612 que apenas es un poco más grande que una casa y que fue descubierto por un científico turco el cual no obtuvo reconocimiento hasta que repitió su demostración con un traje muy elegante. El aviador reflexiona sobre cómo los adultos necesitan números y datos para creer en las cosas. Si uno dice a los adultos: “Vi una bella casa de ladrillos rosas, con geranios en las ventanas y palomas en el techo” no logran imaginársela. Hay que decirles: “Vi una casa de cien mil francos”. Entonces exclaman: “¡Qué lindo!”

El Principito le cuenta que las características más destacadas del asteroide son sus tres pequeños volcanes, uno de los cuales se encuentra inactivo, y sus variedades de plantas. El Principito le cuenta cómo pasa sus días en su pequeño planeta: limpiando los volcanes y quitando ciertas semillas que infestan el suelo, sobre todo las semillas de los árboles baobabs que constantemente tratan de crecer. El Principito le explica al aviador que quiere el cordero para que se coma los arbustos de su planeta y así evitar que crezcan árboles baobabs. Si creciera un baobab sus enormes raíces acabarían destrozando el planeta. El Principito reflexiona sobre lo importante que es cumplir con las obligaciones diarias, antes de que se acumulen, y crezcan como los baobabs y sea totalmente imposible deshacerse de los problemas que generan. “A veces no hay problema en dejar el trabajo para después. Pero en caso de tratarse de baobabs, siempre es catastrófico postergarlo”, dice el Principito.

Al escuchar esto, el aviador le dice al Principito que un cordero también podría comerse a una rosa con espinas.

El Principito le pregunta al aviador por qué los corderos se comen a las rosas aunque tengan espinas. Como el aviador se encuentra muy ocupado arreglando una pieza del motor, y preocupado porque casi no queda agua, se ofusca con el Principito y le dice que tiene que ocuparse de cosas serias. Entonces el Principito le habla del aprecio que tiene por una misteriosa rosa que de pronto empezó a crecer sobre la superficie de su asteroide y argumenta lo importante que es para él su flor.

El Principito le cuenta al aviador que un día nació en su asteroide una flor diferente a las demás. Era coqueta y vanidosa, y pedía constantemente su atención; el Principito le explica que él cuidaba y protegía a su rosa con un biombo y una cúpula de cristal y aunque estaba encantado con ella de pronto empezó a sentir que se estaba aprovechando de él, pues aunque cumplía todos sus caprichos y le proporcionaba toda clase de atenciones no conseguía satisfacerla ni entenderla, lo que finalmente le provocó el deseo de abandonar su pequeño planeta para explorar el resto del universo.

Al despedirse de la flor, ella le pide perdón por haber sido tan tonta, pero le recuerda que él también lo fue. A pesar de que la rosa se disculpó por su vanidad y ambos se reconciliaron, esta le animó a seguir adelante con su viaje; el Principito obedeció y abandonó el asteroide aprovechando una migración de pájaros salvajes.

“Si alguien ama a una flor de la que no existe más que un ejemplar en los millones y millones de estrellas, eso basta para que se sienta feliz cuando las mira. Mi flor está allá en algún lado... pero si el cordero se come la flor, es como si, de golpe, ¡todas las estrellas se apagaran! ¡Y eso no es importante! Para mí, mi rosa es única en el mundo”, dice el Principito.

Y así es como el Principito comienza su viaje, pasando por diferentes planetas donde habitan personajes solitarios, hasta llegar a la Tierra.

Primero llega a un asteroide donde conoce a su único habitante, el Rey. Él le dice que gobierna todo el universo, pero cuando el Principito le pide ver una puesta de sol, el rey le explica que solamente se puede ser un buen monarca si se piden cosas que son razonables y que por tanto espere a la tarde. Pero el Principito se marcha.

Después llega al planeta del Vanidoso, que solo quiere que el Principito le aplauda y lo halague, lo cual él hace durante un rato pero acaba aburriéndose y decide irse, no sin antes complacer al Vanidoso quien le pide que le diga que lo admira por ser el hombre más guapo, rico y mejor vestido del planeta. Porque, para los vanidosos, los demás hombres son admiradores.

Al marcharse del planeta del Vanidoso, el Principito llega al planeta del Bebedor, que bebe para olvidar que siente vergüenza por beber. El círculo vicioso en el que se encuentra el bebedor le causa una gran pena al Principito. Decide abandonarlo y así llega al planeta del Hombre de Negocios, el cual lleva toda su vida dedicado a contar las estrellas con el fin de poseerlas. El Principito no puede entender la utilidad que tiene dedicarse a poseer las estrellas.

“Yo poseo una flor que riego todos los días. Poseo tres volcanes que deshollino todas las semanas. Porque deshollino también el que está apagado. Nunca se sabe. Es útil para mis volcanes, y es útil para mi flor, que yo los posea. Pero tú no eres útil para las estrellas”, le dice.

“Me pregunto si las estrellas están iluminadas para que cada uno pueda algún día encontrar la suya”, se plantea el Principito.

El siguiente planeta que visita es el del Farolero, que enciende y apaga su farol cada minuto, porque su planeta gira muy rápido. Sin embargo el Principito respeta mucho al Farolero porque es el único que, hasta ese momento de su viaje, no se ocupa solamente de sí mismo, y aunque le gustaría ser su amigo, se va del planeta porque no hay sitio para los dos.

Así es como llega al último planeta que visita antes de llegar a la Tierra. Es el del Geógrafo, un planeta diez veces más grande que los anteriores. El Geógrafo se dedica a recibir a los exploradores y registrar sus descubrimientos, pero no explora por él mismo. Así que aunque tiene un planeta muy hermoso, no sabe si en él hay océanos, ciudades o ríos porque no se ha levantado de su escritorio nunca. El Geógrafo se interesa por el planeta del Principito, y él le explica que tiene volcanes y una flor. Pero el detalle de la flor no es importante ya que según el Geógrafo no se recoge información sobre las cosas efímeras. El Principito no sabe lo que significa que algo sea efímero. Cuando consigue entenderlo se siente muy arrepentido de haber dejado su planeta y a su flor sola. Como el Geógrafo le recomienda visitar la Tierra, el Principito se dirige allí.

En la Tierra, el Principito aterriza en el desierto y comienza a recorrerlo; ahí conoció a una Serpiente Amarilla que decía tener el poder de regresar a las personas al lugar de donde vinieron; le dice que ella es más poderosa que el dedo de un rey ya que puede devolver al lugar de donde ha venido a quien toca. También le dice que podría devolverlo a él a su estrella porque es puro.

El Principito cruza el desierto y se encuentra una Flor de solo tres pétalos que le dijo que no había visto personas desde hacía algunos años. Después sube a la cumbre de la montaña más alta que había visto en su vida, desde donde esperaba ver toda la Tierra, pero solo ve el enorme paisaje desolado de picos afilados, lo que le lleva a pensar que toda la Tierra es así y que el planeta está deshabitado. Entonces, el Principito grita: “¡Buenos días!”; y cuando el eco le responde, piensa que se trata de otras personas burlándose de él y piensa: “Qué planeta tan raro”.

De nuevo en sus andanzas, el Principito se encuentra con un jardín lleno de rosas que lo hace sentirse desgraciado, pues descubre que su rosa no es única en el universo. “Me creía poseedor de una flor única, y solo tengo una rosa ordinaria. Eso y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los cuales posiblemente esté apagado para siempre, no hacen de mí ciertamente un gran príncipe”, reflexiona el Principito.

Triste, el Principito llora hasta que de pronto aparece un Zorro que le pide que lo domestique porque quiere tener un amigo. “¿Qué es domesticar?”, le pregunta el Principito. “Crear lazos”, le responde el Zorro.

Entonces, el Zorro le enseña el sentido del amor y la amistad; le explica que su Rosa era realmente única y especial porque él la quería; le dice que, en cierto modo, él había domesticado a la Rosa y por eso se sentía tan responsable de ella. Y gracias al Zorro, el Principito se da cuenta de que su Rosa es especial, porque al domesticarla la hizo su amiga. Entonces, el Principito se toma el tiempo para domesticar al Zorro, aunque luego tuvieron que separarse. Pero antes de despedirse, el Zorro le revela su secreto al Principito: “Aquí está mi secreto. Es muy simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.

Mi papá me dijo que este capítulo que habla del Principito y el Zorro es una de sus partes favoritas del libro.

Después de haberse despedido del Zorro, el Principito conoce a un Guardagujas que le cuenta que las personas viajan constantemente de un lugar a otro a bordo de los trenes, ya que nunca están satisfechas en el lugar donde están y que, a diferencia de los niños, tampoco sabían lo que buscaban.

Luego, el Principito se topa con un Mercader que le habla sobre su producto: una píldora que eliminaba la sed y le ahorra a la gente cincuenta y tres minutos a la semana. El Principito piensa que si tuviera ese tiempo libre lo utilizaría para encontrar agua fresca.

Mi papá me dijo que estos encuentros con el Guardagujas y vendedor de píldoras muestran cómo son las vidas de los adultos, marcadas por horarios y por acciones repetidas.

De vuelta a la narración del Aviador, ya han pasado ocho días desde que el avión se averió en el desierto y ya casi se ha agotado su provisión de agua, por lo que hablan sobre la posibilidad de morir de sed. Pero el Principito cree firmemente que hay un pozo en el desierto, por lo que deciden ir a buscarlo. Caminan muchas horas hasta que anochece. El Principito está muy cansado así que se sientan a descansar, conversando sobre por qué el desierto es tan hermoso. “Lo que hace al desierto tan bello —dijo El Principito— es que esconde un pozo en algún lado”. El aviador lo relaciona con una casa que esconde tesoros en alguna parte de ella y dice que sea una casa, una estrella o desierto, lo bello no se ve con los ojos. Estas palabras le gustan mucho al Principito ya que se parecen mucho a lo que le explicó el Zorro. Como el Principito se duerme, el Aviador lo carga en sus brazos y continúa caminando.

Milagrosamente, al amanecer encuentran el pozo y el agua que tanto necesitaban; era un pozo elaborado y raro para ser uno del desierto. El Aviador saca el agua para el Principito y este la toma con mucho gusto como si fuera un regalo, y dice que las personas no saben lo que buscan, pero en realidad lo que buscan está en una rosa o en un poco de agua, pero no se ve con los ojos sino que se tiene que buscar con el corazón. Entonces, el Principito le cuenta al Aviador que ya se va a cumplir un año desde que llegó a la Tierra y le pide que dibujé un bozal para que el cordero no se coma a su flor. Cuando el aviador termina de arreglar el avión se entera de cómo intenta volver el Principito a su planeta porque lo encuentra hablando con la serpiente, la cual es muy venenosa. Esa misma tarde la estrella del Principito estará exactamente sobre ellos y él podrá regresar. El Aviador intenta convencer al Principito de que no se vaya dejándose morder por la serpiente, pero no consigue convencerlo.

El Aviador se da cuenta de que el Principito estaba buscando el lugar donde había llegado hacía un año, para regresar a su casa. Luego el Principito le pide que regrese a ese lugar mañana al atardecer. Al día siguiente, mientras se dirige hacia donde está el Principito, el Aviador descubre que se encuentra hablando con la serpiente sobre su regreso a casa. El Principito le explica lo que sucede y luego se despide emotivamente del Aviador, a la vez que afirma que podrá verse como si hubiera muerto, pero es porque su cuerpo es demasiado pesado como para llevárselo consigo. Además, le dice que no lo vea partir, ya que podría perturbarlo, pero el Aviador, al darse cuenta de lo que va a ocurrir, se niega a alejarse del Principito, quien lo consuela diciéndole que no se ponga triste, que solo tiene que mirar a las estrellas y recordar su encantadora risa; y le explica que siempre que mire a las estrellas escuchará su risa y que él se reirá también, y así parecerá que todas las estrellas se ríen y las estrellas se harán así suyas. Es como con la flor. Si amas a una flor que está en una estrella, es placentero mirar el cielo por la noche. Porque todas las estrellas están floridas.

Y así el Principito se marcha al encuentro con la serpiente venenosa seguido por el Aviador que pretende impedirlo. Entonces, el Principito permite que la serpiente lo muerda y cae al suelo sin siquiera hacer ruido. En un instante el Principito queda blanco como la nieve y muere. El Aviador no puede soportarlo y se va. Al día siguiente, el aviador es rescatado por sus camaradas.

Seis años después, el Aviador cuenta la historia por primera vez y dice que al volver a la mañana siguiente en busca el cuerpo del Principito no lo encontró; y se pregunta si el Principito volvió a su planeta, con su rosa y el cordero.

Así, la historia termina con un dibujo del paisaje donde el Principito y el Aviador se encontraban el día en que la serpiente mordió al pequeño. Como última solicitud, el Aviador (narrador) pide que si alguna persona visita ese lugar y se encuentra con un niño de cabello dorado que se niega a responder lo que le preguntan, le escriban lo más pronto posible.

Mi papá me contó que cada una de las personas con las que se topa el Principito en los planetas que visita es un símbolo de algo que al autor no le gustaba, que era algo así como una protesta a la forma de vida de los seres humanos que se regían por prejuicios e intereses que los hacían vivir en soledad. Por ejemplo, la actitud del Rey, para el que “todos los hombres son sus vasallos”; o el comportamiento del Vanidoso, que “solo atiende a las alabanzas”; o la actitud del Borracho, que bebe “para olvidar que tiene vergüenza de beber”; o el comportamiento del Hombre de Negocios, que posee mucho dinero “para comprar, para contar y recontar”.

Mi papá también me contó que una de sus partes favoritas del libro es cuando el Principito conoce al Zorro y este le pide que lo domestique; y me explicó que eso de domesticar era un rito, “crear lazos”, una alegoría de la amistad, que domesticar era hacer amigos. Y de memoria me citó lo que el Zorro le dice al Principito cuando le pide que lo domestique: “Para mí tú eres solo un muchacho igual a otros muchachos. Y yo no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. Yo solo soy un zorro como cualquier otro. Pero si tú me domesticas, tú necesitarás de mí y yo de ti. Serás para mí único en el mundo. Y yo también seré para ti único en el mundo”.

Y así, el Principito y el Zorro se hacen amigos. Pero el día en que se tienen que despedir porque el Principito debe seguir su viaje, el Zorro le dice que tiene ganas de llorar. “La culpa es tuya —le dice el Principito—. Yo no quería causarte daño, pero tú quisiste que te domesticara”. Mi papá me explico que solo se conocen y se aman las cosas que se domestican, pero que “crear lazos” también implicaba un poco de dolor y de tristeza. Entonces, como despedida, el Zorro le cuenta su secreto al Principito.

La verdad, aunque sí le entendí a lo que me contó mi papá, algunas cosas no me quedaron muy claras que digamos. Lo que sí me quedó bastante claro y además me gustó mucho, es cuando mi papá me explicó la parte que dice: “Los hombres ya no tienen tiempo para conocer nada; compran las cosas ya hechas a los comerciantes; pero como no existe ningún comerciante de amigos, los hombres ya no tienen amigos”.

Otra de las cosas que me gustaron es que el Principito adoraba… corrijo, amaba a una Rosa, pero tuvo que dejarla porque la flor era muy vanidosa y jamás se conformaba con nada. Mi papá me explicó que esta parte del libro que habla de el Principito y la flor es una manera simbólica (bueno, en realidad me dijo que era una alegoría) de hablar de una relación entre dos personas, en la que una de las personas ama más que la otra. Y el Principito amaba a su flor, pero la flor solo se amaba a ella misma. Si quieren saber por qué, lean la historia.

Lo que yo entendí fue que el Principito es un niño muy especial, muy inteligente y sensible y aunque no comprendí muy bien algunas partes de la historia, sé que algún día las entenderé completamente, porque estoy seguro que mi papá me explicará y me ayudará a entender, pues él sabe mucho de libros, sabe tanto de libros que hasta ha escrito algunos.

Lo que más odio de El Principito es el final, de hecho, este fue el primer libro que me hizo llorar.

Ojalá hubiera otros libros como El Principito para cautivarnos con sus historias maravillosas.

Mi papá me ha contado varias veces que El Principito es uno de sus libros favoritos; de hecho, me lo leía por las noches cuando yo aún era bebé, y cuando me regaló mi propio libro de El Principito me escribió una dedicatoria que dice: “Diland, hace muchos años, cuando aún había un niño dentro de mí, leí este libro y el Zorro me contó su secreto y me dijo que cuando tuviera un hijo le contara al oído lo que él me reveló: El secreto es muy simple: solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”.

Me despido. Esto que acaban de leer es mi trabajo acerca de un libro llamado El Principito, escrito por el francés Antoine de Saint-Exupéry.

Diland Alejandro
6o. A T/M
Escuela Primaria Rosas de la Infancia
Maestra Karina E. N.

El libro

Efectivamente, como dice mi hijo Diland, El Principito es una historia maravillosa en la cual el tema principal es la búsqueda del amor real y de la verdadera amistad, pues el Principito abandona su asteroide y comienza a viajar en busca de respuestas que le ayuden a resolver sus dudas.

Personajes

Los personajes principales del cuento son el Principito y el Aviador, ya que ellos son los que participan directamente en la historia y a través de ellos se van desarrollando todas las acciones. Hay varios personajes secundarios, entre los más interesantes se encuentran la Rosa, el Zorro y la Serpiente, ya que contribuyen al desarrollo de la historia y a la resolución del conflicto.

El Principito es un niño que deja su planeta y emprende un viaje que le lleva por otros planetas hasta llegar a la Tierra, donde conoce al Aviador que narra su historia. Es el personaje principal de la obra y todo el libro gira alrededor de su aventura. Encarna los valores infantiles perdidos por los adultos como son la inocencia y la curiosidad, sin dejar por ello de ser tremendamente responsable. Cuando comienza su viaje lo hace movido por la necesidad de huir de los problemas en su relación con la Rosa. Es así como llega a entender lo esencial de las cosas, lo que considerará lo realmente importante en la vida y la trascendencia de las relaciones de amor y amistad.

El Aviador es el coprotagonista y narrador del cuento. Es un adulto que quiere conservar el espíritu de un niño y aunque sabe que lo ha perdido se esfuerza por volver a recuperarlo. Gracias a la comprensión que muestra podemos acercarnos aún más al Principito. El Aviador puede identificarse con el propio autor del cuento, Antoine de Saint-Exupéry, que también fue aviador y sufrió varios accidentes aéreos a lo largo de su vida, a los que sobrevivió milagrosamente.

La Rosa es el personaje que ama el Principito. Es espléndida, única y maravillosa, pero también coqueta y vanidosa. Apareció un día en el planeta del Principito y desde ese mismo momento él la cuidó. Pero la Rosa exigía muchas atenciones y mimos por parte de él, y las constantes demandas de ella les llevan a ambos a una situación en la que el Principito decide abandonar su planeta. Se trata de una relación de la que él llega a confesar que no entendía nada porque aún era demasiado joven para saber amarla. Aquí es donde el Principito denota una falta de madurez que será lo que le llevará a emprender el viaje.

La Serpiente es el primer personaje que encuentra el Principito al llegar a la Tierra. Se define como más poderosa que el dedo de un rey, y no le falta razón pues representa al vehículo que lleva a la otra vida, a lo eterno. Es la muerte que tranquila siempre está esperando. Es un personaje decisivo en la resolución de la historia de El Principito.

El Zorro representa la solución al conflicto de El Principito. Es un zorro salvaje pero le pide al Principito que lo domestique. Le enseña que la amistad es un tipo de domesticación, que necesita tiempo, acercamiento y paciencia pero que una vez establecida se convierte en un nexo de unión que transforma el sentido de la vida. Así el Principito acaba domesticando al zorro y gracias a la relación que surge entre ambos aprende el verdadero sentido de la amistad y la esencia de las relaciones. El Zorro, en su sabiduría, le explica al Principito que su Rosa es única y especial porque es la que él ama, porque ella lo domestico a él, revelación que hace que el Principito se decida a volver a su planeta. En su despedida, el Zorro le regala su secreto: “Aquí está mi secreto. Es muy simple: solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos”.

Tiempo y espacio

El manejo del tiempo es uno de los elementos más interesantes de El Principito, pues la historia se desarrolla en dos planos temporales: de manera lineal pero salpicada de digresiones (se aparta del relato principal y cuenta hechos ocurridos en el pasado). Cuando el aviador cuenta la historia lo hace de manera lineal, es decir, el tiempo transcurre de manera similar al tiempo real; pero cuando el Principito cuenta sus experiencias lo hace a través de digresiones, es decir, el tiempo retrocede o da un salto atrás, por lo que a través de lo que cuenta el Principito nos enteramos de lo que le ocurrió antes de encontrarse con el aviador en el desierto.

El espacio en el que se desarrolla la historia de El Principito incluye básicamente dos ambientes: el desierto donde el Principito conoce al Aviador y a la Serpiente; y el asteroide donde el Principito vivía con su Rosa. Otro ambiente interesante es la pradera donde el Principito conoce al Zorro.

El narrador

En El Principito, el escritor Antoine de Saint-Exupéry nos cuenta la historia a través de una narrador equisciente (el piloto); es decir, un narrador omnisciente es capaz de explicar todo lo que ocurre en la historia, sabe lo que piensan y sienten todos los personajes; pero en el caso del narrador equisciente solo puede explicar objetivamente lo que le sucede al personaje al que sigue. Digamos que solo es un narrador omnisciente para este, pero no para los demás. En este caso, el narrador solo conoce lo que le ocurre al Principito.

Contenido

El Principito (cuyo título original en francés es Le Petit Prince) es la obra más famosa del aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944).

El libro fue publicado por primera vez el 6 de abril de 1943, tanto en inglés como en francés por la editorial estadounidense Reynal & Hitchcock, cuando el autor vivía exiliado en Estados Unidos tras la caída de Francia durante la Segunda Guerra Mundial. La editorial francesa Éditions Gallimard pudo imprimir la obra hasta 1946, tras la liberación de Francia. Estas ediciones vienen acompañadas de ilustraciones hechas con acuarelas por el mismo Saint-Exupéry.

El Principito es un cuento infantil que desde su apariencia sencilla ha llegado a considerarse una obra universal, y ha sido traducida a más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo al sistema de lectura braille, convirtiéndose en uno de los mayores éxitos de ventas de todos los tiempos; es el libro francés más vendido en el mundo y está incluido entre los mejores libros del siglo XX.

Debido a su éxito, El Principito ha sido objeto de numerosas adaptaciones, tanto al cine como al teatro, la ópera, ballets, grabaciones de audio, una serie animada y un cómic. Incluso, en Francia existe un parque temático dedicado exclusivamente a El Principito. Igualmente se han realizado una gran cantidad de reediciones en diferentes versiones y formatos. El manuscrito original de El Principito cuenta con una serie de ilustraciones en acuarela dibujadas por su autor, las cuales han servido como punto de partida para las distintas reinterpretaciones de la obra. Una de las primeras adaptaciones al cine en forma de musical fue la del director Stanley Donen en 1974.

El Principito consta de 26 capítulos más una pequeña dedicatoria y un capítulo final. A lo largo de los mismos el punto de vista del narrador, que es el Aviador, se va entretejiendo desde la primera persona a la tercera persona.

Por la forma en que está escrito, El Principito es considerado como un libro infantil, pero en realidad trata temas más profundos y universales como el amor, la amistad, la soledad, la pérdida, el sentido de la vida y la naturaleza humana. Realiza una crítica al hombre y a la civilización moderna que conducen a la pérdida de los valores más esenciales del ser humano. Defiende la sabiduría de los niños como algo que sirve para guiarse en la vida adulta, pero que irremediablemente se pierde con la edad. Los adultos son serios, no saben disfrutar porque no saben qué es lo verdaderamente importante, lo esencial se escapa de la vista porque es invisible. Es una obra que puede enmarcarse dentro de la corriente filosófica del existencialismo.

El libro El Principito cuenta la historia de un piloto que sufre un accidente en el desierto del Sahara y conoce a un niño llegado de un asteroide. Durante el tiempo que pasan juntos el Principito rememora su viaje a través de otros planetas en los que conoce a una serie de personajes que no entiende, llegando finalmente a la Tierra donde comprenderá el sentido del amor y la amistad. Esta revelación será la que le lleve a volver a su planeta, para seguir cuidando de sus volcanes y su flor.

De alguna manera, El Principito es una crítica a la sociedad moderna y a los ideales del hombre civilizado que lleva al ser humano a perder los valores más elementales, impidiéndole que sea capaz de discernir la relevancia de su propia existencia. Los adultos son los hombres serios, personas que viven sin plantearse lo que hacen cada día con su vida. Se quedan en lo superficial, en las apariencias. Carecen por completo de imaginación y han perdido la sabiduría que tuvieron cuando eran niños. El autor muestra cómo la sociedad y los valores impuestos por ella conducen irremediablemente a distintas formas de obsesión como son el poder sobre los demás, la búsqueda de la admiración y el dinero, la competitividad en el trabajo o el alcance de las metas profesionales e intelectuales. Los personajes que el Principito conoce en los asteroides encarnan estos aspectos del ser humano. Para ellos la vida es sufrimiento, abnegación y dolor. Los asteroides son la representación del aislamiento que sufren, un aislamiento que les impide relacionarse con nadie más y por tanto salir del círculo vicioso en el que se encuentran se hace totalmente imposible.

El Principito es el personaje que se pregunta por qué las cosas son así, será por tanto quien ponga de relevancia los aspectos negativos de los adultos. Desde su mente no contaminada por la sociedad moderna, porque es pura e infantil, es capaz de discernir lo que es correcto y lo que no. El Principito también se encuentra solo en su planeta hasta que la Rosa aparece. A partir de la relación que se establece entre ellos surgen los conflictos que hacen que el Principito tome conciencia de su falta de madurez. Afirma no entender a la Rosa porque es demasiado joven para saber amarla. Necesita experimentar para aprender qué significa esa relación de amistad y amor. Pero para llegar a entenderlo debe salir de su propio mundo.

La llegada del principito a la Tierra le lleva a entablar nuevas relaciones que le permiten acceder a las experiencias de la amistad y el amor. La diferencia fundamental entre la Tierra y los asteroides radica en que es suficientemente grande como para poder albergar muchos individuos que ya no tienen por qué estar físicamente aislados unos de otros. La relación que surge entre el Principito y el Zorro es una de las más importantes de toda la obra. Supone el encuentro de las respuestas que el Principito buscaba cuando salió de su pequeño planeta. El Zorro quiere que el Principito lo domestique, pero él no quiere. Sin embargo el Zorro le explica que domesticar no es crear una relación de superioridad del hombre sobre el animal, sino que consiste en crear vínculos de amistad inamovibles, domesticar significa crear lazos, le dice el Zorro: “Para mí no eres todavía más que en muchachito semejante a 100,000 muchachitos. Y no te necesito, y tú tampoco me necesitas, no soy para ti más que un zorro semejante a 100,000 zorros, pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro, serás para mí único en el mundo, seré para ti único en el mundo”. Es a partir de estos lazos que el autor nos hace sentir la forma más pura de la concepción de la amistad. La amistad le da sentido a la existencia, hace que sea plena. Además crea lazos de necesidad entre ambas partes. Gracias a las enseñanzas del Zorro, el Principito se da cuenta de que la Rosa lo domesticó a él, y que la Rosa es especial entre millones de rosas precisamente por ese lazo que los une. Esto es decisivo para que el Principito tome conciencia de la necesidad que tiene de volver a su planeta con ella.

El Zorro es quien le enseña al Principito el verdadero sentido de la amistad y la esencia de las relaciones humanas; de hecho, la esencia misma del libro se encuentra reflejada en el secreto que le obsequia el Zorro al Principito: “Solo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos”. Asimismo, otras temáticas principales son expresadas a través de frases del Zorro, tales como “te haces responsable para siempre de lo que has domesticado” y “el tiempo que perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante”.

Existen algunos paralelismos entre el autor, Antoine de Saint-Exupéry, y el narrador de la historia, el personaje del aviador. Saint-Exupéry también era aviador y sufrió un accidente en Libia, en el desierto del Sahara, de camino a Saigón, cuando viajaba con un compañero desde París intentando ganar un premio. Se quedaron sin víveres y sin agua, sufriendo alucinaciones. Salvaron milagrosamente la vida gracias a un beduino que al cuarto día los descubrió.

Saint-Exupéry fue piloto militar al comienzo de la Segunda Guerra Mundial y escribió e ilustró el manuscrito de El Principito mientras se encontraba exiliado en los Estados Unidos tras la ocupación de Francia por parte de los alemanes. Ahí tenía la misión personal de persuadir al gobierno de dicho país para que le declarara la guerra a la Alemania nazi. En medio de una crisis personal y con la salud cada vez más deteriorada, produjo en su exilio casi la mitad de los escritos por los que sería recordado, entre ellos El Principito.

En relatos autobiográficos previos se describen sus experiencias como aviador en el desierto del Sahara y se cree que esas mismas experiencias le sirvieron como elementos para el argumento de El Principito.

Colofón

Ojalá que todas estas razones hayan sido suficientes para despertar tu curiosidad y ahora tengas ganas de leer El Principito... Si lo haces, no te vas a arrepentir, créemelo.


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